lunes, 12 de abril de 2010

JOSÉ MANUEL PICÓN MARTÍNEZ

CAN PARELLEDA, CIUDAD SIN LEY

En un lugar de la España del siglo XX, situado al este de nuestra querida pero dividida península, las cosas iban sucediendo como en el resto. La gente se amontonaba en pequeños poblados según era su clase social, algunos optaron por comprarse un pisito en Can Parellada, llamada así por una vieja masía que había en la zona. Los bloques no nacieron todos de golpe, sino que la producción en aquella época se hacía más de poco en poco hasta construir los cuatro bloques de mi ‘panpanillada’ natal.

Realmente nos encontrábamos en un paraje repleto de naturaleza por los cuatro puntos cardinales, toda persona podía salir corriendo por doquier sin tener problemas de encontrarse con obstáculos más allá de los cuatro bloques. Cada uno de ellos tenía un número y un color (aún es así), que los distinguía. Detrás del bloque 4º, o azul, montábamos cada tarde nuestra pista de tenis, eso sí de asfalto, con red y todo. La poníamos a noventa grados pero era abatible hasta los ciento ochenta, o séase a ran del suelo, con lo cual cuando pasaba algún coche al atardecer no teníamos problemas en dejarle pasar. El juez de silla(mas bien de suelo), se ocupaba de esta operación y era el que perdía los dos juegos anteriores; todos nos poníamos sobrenombres de los tenistas de moda: que si Connors, Mc Enroe, Bjorg, etc.
.
Con nuestras raquetas de palo y nuestras zapatillas de tejano con puntera de goma, las cuales siempre se rompían por los callos del dedo menique, pues siempre se utilizaban para echar el partidillo de fútbol, o para jugar a’ la lata ‘que como el nombre dice no era mas que eso pero lleno de tierra y con su extremo superior chafado, puesta en un círculo en medio de la carretera que rodeaba el 4º bloque.Había que golpearla como si de un balón se tratase.
.
Por aquel entonces, y gracias a eso, bajo mi punto de vista como protagonista, no teníamos tantos lujos, ni tantas cadenas de televisión, los autobuses pasaban de higos a brevas y por el puente al lado de los almacenes Serra (los cuales después de 40 años nos dicen adiós, pues cierran), da igual que no fueran los auténticos. Los monillos (municipales), como se les llamaba, venían una o dos veces al día. Lo más raro que habíamos visto en el barrio era el llamado ‘indio’, que era el responsable de que nadie se metiera en los campos sembrados de trigo, en lo que hoy es el Carrefour, PRYCA, o Hiper; siempre iba a caballo y con sus larga melena, muy poca gente lo escuchó hablar, y sobre todo muy pocos eran los que lo veían hasta que no se encontraba a escasos metros, para meter bronca.
.
Foto 1: Los cuatro primeros bloques de Can Parellada(el IV empezaba a construirse)
Foto 2: Raquetas de madera
Foto 3: Zapatillas deportivas de aquellos tiempos
.
Recuerdo que había mas de tres campos de fútbol, desde la higuera que nos solíamos subir hasta la masía de la que salía y vivía el indio. En la época en que el trigo estaba recogido o hecho alpacas, preparado para su posterior transporte, me refiero sólo a la paja que después alimentaría el ganado, ya no era tan difícil permanecer en dicha finca, lo que hoy es el parking-lavado de coches, entonces era cuando aprovechábamos para hacer nuestros juegos. Apilábamos la paja para montarnos un circo, jugar al escondite, o volar las cometas artesanas con papel de charol e hilo de zapatero(llamado así por su resistencia). También hacíamos nuestros tirachinas para matar pajarillos, con gomas de caucho que no eran más que las que utilizaban para sujetar los libros los universitarios, con un trozo de lengüeta de cuero sacado de una vieja bota para albergar el canto rodado o piedra, y sobre todo una buena horquilla de olivo para sujetar dicho instrumento.
.
Pronto el trabajo de la clase obrera o proletariado de campanillada fue dando sus frutos: Primero vinieron los niños de los cuales yo y mis tres hermanas somos sus más palpables beneficiarios, los años de sequedad y falta de recursos se acabaron al llegar a Cataluña, todo era una explosión de trabajo, nuestras madres no debían de trabajar más que en casa, y nuestros padres, eso sí hacer unas horitas para poder vivir como Dios manda, también hay que decir que el que quería podía.
.
Conjuntado con la llamada época de los apagones, en el 1967, famosa por sus frutos un año más tarde, debido a que la gente no tenía otra cosa que hacer, por la carencia de luz, que dormir, eso si: bien acompañado, al año próximo se batieron récords de natalidad, no es en vano que mayo del 68 sea record de España de nacimientos, en el yo soy uno más. Debo aclarar al lector, si es que lo hubiera, que yo llegué al barrio a los cinco años en el 73, hubiera llegado antes de no ser por la espera en la entrega de los pisos, que no era moco de pavo.
.
Para que el lector se sitúe, mi barrio se encuentra al sur de la famosa localidad de Terrassa, y digo así por que deportivamente es prestigiosa por el hockey hierba siendo los demás deportes unos sacrificados económicamente y en reconocimiento. Es por ello que la llamamos ciudad sin ley, por que estamos a unos siete kilómetros del centro de la ciudad, mucho más cerca de Sant Cugat y Rubí que del resto del mundo.
.
Al oeste tenemos la riera de las arenas, famosa por sus victimas en la riada de 1962. Todo hay que decir que ahora mucho más segura y acaudalada que antes pero no por eso menos peligrosa, la naturaleza es soberana. Esta riera se debe a la guapísima y diferente montaña de san Lorenzo, cuya cima es la Mola, desde la cual y en un buen día sin nubes, se pueden divisar las islas Baleares, sobre todo Mallorca. Desde el balcón de mi casa ahora, situada mirando al oeste, puedo ver la roca más grande del mundo y la mayor de Europa para el resto de los científicos: Montserrat, el cual debe su nombre por su inconfundible alopecia o carencia de árboles y vegetación en sus cimas. A parte de su monasterio y virgen, única en la zona y parte del extranjero, no por su belleza, sino por su color: la Moreneta.
.
Cuando llegamos al barrio, lo mas raro que habíamos visto era el día que pintaban de betún al rey negro pues no encontraban a nadie por aquí con ese color de piel, lo más difícil de encontrar en mi pequeño pueblo era alguien hablando en catalán (sin tener ganas de ofender a nadie), pues todos los apartados del resto de los egarenses (como nos llamamos los de aquí), proveníamos o bien del sur , o del centro de la península, con lo cual sumado a la voz del ‘Paquito’ no había otro idioma que el utilizado por Cervantes en el quijote: que no es poco, y a la vez utilizado en casi una cuarta parte del planeta. Ahora y le duela a quién, se utilizan más de cinco idiomas en mi barrio, por supuesto también el catalán.
.
Foto 4: Tirachinas casero
Foto 5: Vecinos adecentando el barrio
Foto 6: Vista de los 4 bloques
.
Recuerdo como era esta zona de cara a la fauna y vegetación, por que no decirlo me considero verde y protector no sólo de todo ser vivo de la zona, o autóctono, sino de toda hierba, flor o mata que pueda crecer sin necesidad de que el ser humano la influya, para bien o para mal. Recuerdo haber cogido todo tipo de animales, eso sí sin poder de destrucción, al menos después de cumplir los 14 años de conocimiento y no digo de edad, en mi distrito: insectos como arañas de todos los colores en zarzales de ricas moras rodeando el actual supermercado francés: escorpiones, sapos, ranas e incluso la salamandra como anfibios, lagartos, nidos de huevos de culebras (sobre todo cuando alguien movía el terreno para hacer una torre).
.
Todo era una fauna y una vegetación. Teníamos las higueras, avellanos, la mora silvestre, los cardos ‘burriqueros’, los ajoporros, los espárragos trigueros, los ‘panecillos silvestres’(son como éstos pero verdes envueltos como un regalito y comestibles del tamaño de un botón pequeño), todo esto al ladito de los cuatro bloques.
.
Recuerdo el día que íbamos de cacería, menor por supuesto, sólo teníamos que llevar una bolsita y buscar una rama, le quitábamos las hojas, debíamos ir a los postes de la luz, los de hormigón, los cuales tienen un orificio en el lateral cada medio metro, metíamos el palo por un extremo y posicionábamos la bolsa al otro, la captura era casi siempre una lagartija o salamanquesa, araña, e incluso abejorros, sobre todo en la primavera y verano. Esta operación la hemos vuelto a repetir mi hijo, Iván, y yo no hace mucho, y aún funciona, tenemos una colección de ‘bichos’ en una caja de puros de madera.
.
La mayoría de los pequeños reptiles eran sacrificados por el bien de la humanidad. Queríamos fabricar fósiles sin tener en cuenta nada más, le inyectábamos una jeringuilla de alcohol y las dejábamos al sol para siempre, la operación cuando se llevaba a cabo con agua no tenía el mismo resultado, pues las lagartijas eran devoradas por hormigas en cuestión de días. Cursábamos el sexto de EGB.
.
Los adolescentes de entonces nacidos casi todos por la década de los 70 y 80, teníamos un gran surtido de juegos y pasatiempos, todos sin necesidad de tener que usar pilas o corriente eléctrica, no como ahora; podíamos jugar a juegos más tradicionales como el escondite o la comba(en el caso de las chicas y alguno varones también), que no era más que una cuerda cogida por dos extremos y haciendo círculos con ella, la gente debía de saltar a la vez que se cantaba ‘al pelotón que entre el uno, al pelotón que entre el dos…’ y así iban entrando de uno en uno hasta que se pisaba la soga.
..
Las nenas también tenían ‘la goma’ que no era más que eso una goma de las utilizadas para los pantalones comprada por metros en la droguería, en este caso la canción era ‘al pasar la barca me dijo el barquero, las niñas bonitas no pagan dinero.. .’ Bueno en ambos casos el repertorio de canciones era ilimitado, o muy extenso. Todo tenía que ver con lo que estaba de moda.
.
En mi barrio y por aquel entonces la moda la ponía la tienda de abajo, la cual aún existe: ‘la Carmen de los juguetes’ como todo el mundo le llama. En los cuatro bloques, y después en los demás, era la que marcaba la tendencia en ciertos juegos de la época de los 80. Aquí entramos tanto unos como otros, las nenas, según temporadas, jugaban a los ‘figus’ ó sea los figurines, que no eran más que unos dibujos de todas las cosas que se puedan imaginar, seleccionadas por temas, dibujadas en cuartillas, con un punto de conexión, unas de otras, para su posterior despegue, para después usar en el juego que a continuación voy a explicar: por ejemplo los ,figurines de Disney, de los cuales tengo en mi poder: Mickey Mouse y su novia Minnie, los tres cerditos, Alicia en el país de las maravillas, la dama y el vagabundo, Pinochito, etc.
.
Bien una vez cortados por su único punto de apoyo, cada jugador, disponía de sus elementos para cara a cara y con un máximo de cuatro adversarios, jugar la partida. Cada uno de los participantes posicionaba un figu boca abajo, al jugador que le correspondía salir, y no por lotería, ponía éstos como más le gustaba. Tenía que dar un golpe con su mano dejando un vacío, para que el máximo de éstos se dieran la vuelta, siendo éstos propiedad de quien había dado el manotazo.
Los niñatos u hombrecillos de la época también teníamos juegos de temporada, como por ejemplo las bolas, o canicas, las cuales pasaban de mano en mano dependiendo del jugador, era una manera de apostar como lo hacían los mayores con el dinero, pero en bolas, o canicas para que no halla ninguna confusión.
.
Foto 7: Cardos borriqueros
Foto 8: De cacería
Foto 9: Figurines
.
También teníamos la ’galdufa’ ‘trompo o peonza, como la queráis llamar. Era un trocito de madera de pino, de no más de 10 centímetros, la mitad hacia arriba era la mitad de una esfera con capirote (como se le llama, situado en el centro como si fuera en el polo ártico del trompo con forma de cilindro y de medio centímetro de altitud), el juego era simple, se debía de enrollar una cuerda sobre el trompo, tirar y que bailara o rodara sobre su punta, en su mayoría de veces de caballo, pues era la utilizada por los ecuestres pera ponerle la herradura al equino; también le poníamos unas tachuelas a la peonza, de colores si se tenían, pora que al rodar, se hicieran mas bellas y más sonoras. Otro juego muy utilizado era, ’el teje’, tenía dos o tres modalidades, que yo recuerde. Se trataba ni más ni menos que un trozo de baldosa o rodapié de los que se ponen todavía en la acera. Le hacíamos forma a mano como un austrolopitecus o hombre de Neardenthal, dejando el llamado ‘teje’ en forma ovalada, se da por entendido que de forma plana.
.
Con este trozo de mosaico solíamos jugar al burro, o también nos jugábamos los cromos de la temporada, así como las canicas, era un estilo a la actual petanca(por aquél entonces ya existía). Había que tocar el teje o bien acercarse más del palmo de cada uno; en el caso del burro, cada jugador debía de transportar al adversario, con el cuál jugaba tantos metros un teje se distanciaba del otro(se tiraba a mala leche), recuerdo cuándo yo tenía que llevar a nuestro amigo el gordo, que aparte de ésto acabó midiendo casi el 1.90. pesando más de cien kilogramos.
.
Otro juego conocido era ‘pico pala’ no el Picón , como yo me apellido. Se cogía una pared, o punto de referencia, el pico era un palo, casi siempre un trozo de escoba o mery, de unos 15 centímetros , se le hacía punta por ambos extremos, este era el pico, la pala debía de ser más bien plana de un metro de longitud, eso si, por el extremo de golpeo al pico le sacábamos forma redonda, y en la empuñadura, rebajábamos para su buen agarre. Como en el caso del béisbol, el jugador que sacaba, disponía de tres ocasiones, golpeaba al pico con la pala, casi siempre en el primer golpe poníamos un triangulito sacado de una caja de la pollería, para que quedara más alto, pegar el golpe y en el vuelo darle al pico con la pala, después de los tres intentos el jugador decía una cantidad, teniendo en cuenta la medida de la pala, como medida de longitud (uno por pala), si el otro jugador aceptaba dicha cantidad. Si no había que medir desde el punto de salida hasta el de llegada los palos. Se ponía un tope antes de empezar la partida.
.
Las bolas , canicas o como quieran llamarse, eran un punto a tener en cuenta, con lo que son las apuestas en todas las formas; se apostaban de forma incondicional, pero cada canica tenía un precio en el mercado. Podíamos jugar al chiva,pié,tute y guá, teniendo en cuenta que debíamos de colar la bola en un ‘guá’ que no era más que un agujero hecho en el suelo. Lo imprescindible era tener buena puntería, pues había que contar dos palmos desde nuestra bola, apuntar y darle a la del adversario. Mi mano pequeña desde mi 1.70, cuándo se comparaba con contrincantes de manos más grandes, era un problema, todo se solucionaba con puntería. Los más viciosos jugaban tan sólo al ‘chinche y guá’ para acabar antes la partida y ganar o perder las bolas como churros.
.
Otro divertimiento era el ’quieto y callao’: la mitad de los concursantes se ponían en un lado, los otros en frente y en paralelo, el que ‘agotaba’ como así se le decía, debía de entrar por uno de los costados, los otros jugadores en guardia, y con la manos en alza, debían de dar al contrincante, sin que este les viera, con toda su mala leche.
.
No quiero ser pesado con el lector, si es que lo hubiera, solo es una exposición de los hechos de hace ya casi 4 décadas. A mi hijo le pregunto por estos juegos y los desconoce casi al 90%. Yo le explico por que le interesa, pero es impresionante como cambian los cuentos.
No creo que sea del interés de nadie pero entre los masculinos, por no faltar a nadie, había muchos juegos:
.
Foto 10: Baldufas, trompos o peonzas de aquella época
Foto 11: Canicas de cristal
Foto 12: Piola
.
Debo de poner entre comillas, pues no sé si es de interés.Por ejemplo: ‘nachipolipalestreno’, ‘goya’, ‘galope’ y otro que a mi me gustaba, que era ‘el burro’:
Los jugadores se debían de repartir, unos mandaban y otros ‘acotaban’, el equipo que estaba a la merced del otro posicionaba un jugador(el más esbelto) de espaldas a la pared, los demás en posición de 90 grados, metían la cabeza bajo las piernas del de delante hasta construir un pequeño tren humano, aguantados por la madre, o primer jugador, el cual yacía de espaldas a la pared. Saltaban los adversarios sobre los demás, estos debían de aguantar el peso; una vez aguantado, el equipo que estaba encima, sin caer a tierra, decía: ‘churro, mango, mango entero, adivina lo que tengo en el churrero?. El capitán del equipo que saltó debía esconder, pero a la vez dejar ver, su vedericto, dependiendo de la parte de su brazo que cogiera.
.
Otro juego era el ‘tu la llevas’ , que no era más que eso, el concursante que le tocaba, no por casualidad sino después de pasar la selección, se hacía con la canción: ‘una vez eran tres, en la casa del ingles, el ingles sacó la espada y mató a cuarenta y tres , diez, veinte, treinta y cuarenta y tres’, teniendo en cuenta que cada concursante era una sílaba, y al ultimo ‘agotaba’, o la ‘llevaba’; debía de perseguir a los demás como si la peste llevara encima, una vez le daba a otro, este hacía lo propio, siempre llegábamos a clase, y el profesor era el que paraba el juego, nadie paraba de darla.
.
El juego más sencillo después del escondite era el ‘un dos tres butifarra de pagues, sin mover los pies’, la madre, como se le llamaba a quien paraba, o agotaba, debía de ponerse de cara a la pared, los demás empezaban desde una distancia, todos igual, normalmente era el final de la calle asfaltada, sobre el bordillo, debíase de decir la frase tan rápido como se quisiera, o tan lento a la vez, con la intención de ‘pillar ‘ a los demás moviéndose, con lo cual tenían de comenzar de nuevo desde la ralla, en caso de que uno tocara la espalda de la madre, antes de que se diera cuenta, este ganaba la partida y se colocaba de madre si quería.
.
Sin tener ganas de aburrir al lector; había muchos más juegos, todos en la calle, y con una gran movilidad. No teníamos grandes cosas, pero si un gran ingenio, que se pasaba de unos a otros sin interés, eso sí los más veteranos siempre salían beneficiados como en todo, ‘no sabe más el perro por perro, sino por viejo….
.
Debemos pasar pues a algunos lugares dentro de la ‘can parellada’ profunda, que para muchos habitantes del barrio, sobre todo los mayores eran inapreciables, y no por su situación, sino por como los adolescentes en los años 80 los nombrábamos, y algunos, también hay que decirlo por que los ‘papas’ no iban a ir ni conocer en la vida:
.
Yo los llamo parajes, oseasé, lugares en los que uno está en la gloria sin tener que transportarse demasiado. Dentro del barrio había y hay unos lugares conocidos por todos, bautizados por los ‘nenacos’ de entonces, pero con un denominador común: todos sabíamos, al oír el nombre del lugar exacto del cual se hablaba:
Era el caso de los ’74 escalones’, ‘la cueva del moro , ‘la tumba del Leyva’ , ‘la casa de los muertos’ , ‘la gravera’ , ‘el pino’ , ‘ el parlamento ‘ , ‘ el campo del árbol del ajedrez’ y ‘el laguillo’.
A ninguno de ellos los nombro con mayúsculas por que al no ser lugares de renombre no tienen porque. Sin embargo seguro que a más de uno se le saltan las lágrimas tan solo con oír su nombre; aunque sea ficticio.
.
Foto 13: Pilla, pilla
Foto 14: La rueda
Foto 15: Los 74 escalones
.
Recuerdo la novela de Mary Sheley : ‘Franskestein’ en la cual el personaje, por supuesto, hecho a trozos por un médico ‘entre comillas’, sólo se quejaba de que éste no le había puesto nombre, murió acordándose de su padre.
.
Yo no quiero ser el padre, sólo soy un mero observador de la época, con buena memoria y sin ganas de ofender, ni cambiar la historia, todo lo hago de forma testimonial y neutral.
.
Cuándo la gente se fue desplazando, aunque en muchos casos, sólo el fin de semana, hacia las torres; a parte de terrenos, salieron primero nuevas calles, o avenidas, como el caso de la Av. África, una carretera utilizada por todos los deportistas de muchas generaciones posteriores y disciplinas diferentes, por su dureza (yo también), y hoy llamada por mi la ruta del colesterol (va por Blas y Paco), después de que el ayuntamiento pusiera un recorrido con ejercicios y aparatos.
.
Bien es de entender que dicha avenida tiene una pronunciadas cuestas, aparte, antes de que esta acabe, por su lado izquierdo según se sube, alguien mandó fabricar los famosos 74 escalones, y ahora reconstruidos, siguen siendo un estandarte de la ‘Panpanillada’. Desde ahí, se puede ver toda Terrassa; la Mola, Montserrat, y parte del extranjero; es un lugar afrodisíaco, en el cual mucha gente y parejas consiguen una evasión o inspiración. Como los antiguos egipcios que querían tocar el cielo con sus colosales pirámides, desde allí, se aprecia el mundo desde otra perspectiva y con una tranquilidad aberrante.
.
Al ladito, justamente en la mitad de los escalones, según se sube, mirando a la izquierda, se encontraba ‘la cueva del moro’, no era más que una pequeña oquedad de no más de un metro de altura por metro y medio de ancho, como si fuera un iglú pero sumergido. Por más de uno utilizado para cazar pajarillos, pues se encontraba en un lugar idóneo para camuflarse y por otras muchas gentes para consumar sus primeras experiencias sexuales a escondidas de los demás, poco tardaron los que con gran devoción, defecaron dentro sin consideración, nadie sabe por que se le llamó así. Acabó hundida y olvidada.
.
Más hacia arriba y al final de la avenida del colesterol, en su zona de bajante, tenemos’ la gravera’: llamada así, pues allí iban a sacar la grava para su posterior utilización en la construcción, desconozco si aún se hace; era un valle inmenso de arenas e idóneo para poner a prueba nuestros tirachinas, yo nunca lo tuve, pero si que fui muchas veces de ayudante. Le proporcionaba los cantos rodados a mi cazador para que este no tuviera que pararse a buscar. Una vez cazamos hasta tres gorriones en tres horas, era espectacular ver como ‘Juan’ acertaba con su arma , fabricada de madera de olivo y unas gomas de caucho, utilizadas para sujetar los libros los universitarios, y con una zona de sujeción de la piedra: echa con un trozo de lengüeta de bota, o cuero, atados con cuerda de zapatero.
.
Por aquella zona pero mas tirando por la parte alta, oséase antes de bajar , teníamos lo que se llamaba ‘la tumba del Leyva’, y no sé por que, ni siquiera la debía de poner en mayúscula ; decían que allí se encontró un cuerpo enterrado de mucho tiempo atrás , la cuestión es que no era más, que un bosque lleno de vegetación en todos los sentidos, y de una tranquilidad abismal.
.
Recuerdo que un día nuestro ‘profe’ de ciencias, nos llevó allí para buscar todo tipo de vegetación, acordonando una zona para cada equipo, de dos metros cuadrados; debíamos de encontrar, todo organismo vivo: animal o vegetal, para su posterior análisis, yo encontré mi primer fósil, ni siquiera sabía que lo era, de un árbol, de un trocito está claro, petrificado desde hacía millones de años. Cuándo acabé el E.G.B. como así se le llamaba, se lo regalé al profesor en agradecimiento, a Don Juan, un gran tío. El fue el culpable, entre otros de mi forma de ver la naturaleza, y a la vez, de valorar todo lo que tienes a tu alrededor, como si de un tesoro se tratase: si haces daño a la naturaleza: esta te hará daño a ti. Recuerdo un día que fuimos a la nieve, se comía entre su gran barba de esperpento, un bocata de un queso muy oloroso, mi pregunta fue contestada rápidamente: se trata de un queso que lleva la bacteria de la cual sacó la penicilina un tal A. Fleming: el moho penicilium, para todos queso azul.
.
Foto 16: La Cueva del Moro
Foto 17: Hacia la gravera
Foto 18: Espigas de novios
.
Por la zona alta, más arriba de los 74 escalones, yendo por detrás del depósito en una zona que es coto privado de caza, se encontraba: ‘el pino’, ahora creo que este no está, pero si el pobre hablara; la zona es de interés por su gran vista, es un mirador natural, pues está en una zona , al igual que los ‘74’ , impresionante.
.
Desde estos dos parajes podemos ver medio Valles Occidental: desde aquí vemos Sant Quirze, y gran parte de Sabadell, así como un poco de Sant Llorenç, y más cordilleras lejanas. Desde los 74 vemos toda Terrassa, Montserrat, con toda claridad.
.
Cuando el ‘Híper’ llegó al barrio; con la consiguiente desaparición de la masía, del trigo, y como no del ‘Indio’ que se cuidaba de todo. Todo el barrio se transformó,( yo no digo que para mejor), pues donde antes perdíamos nuestras pelotas de tenis, ahora se había convertido en una autopista de salida de coches por miles, antes no veíamos mas que los de los vecinos, ahora toda Terrassa venía a nuestro barrio, cuando antes nadie sabía que existíamos.
.
Fue una buena causa pues se crearon cuatro puestos de trabajo, pero se perdió mucho más, pero no quiero hablar de ésto. También se modificó la orografía de la zona, naciendo nuevas zonas donde antes había campos de trigo, o demás:
.
Así en la zona alta de lo que es hoy el Carrefour, sin querer surgió: ‘el Laguillo’: se rebajó la zona de una montaña para utilizar la tierra en otro sitio; llovía tanto en aquel entonces que se creó un pequeño estanque, con un montículo en el centro, tipo al Cavall d’En Bernat, pero más pequeño. Pronto todos los niños se reunían allí, sin el consentimiento de sus padres, para coger renacuajos, tirar piedras haciendo ‘ la rana’, e incluso meternos sin zapatillas y mojarnos hasta las orejas en las calidos veranos de los años 80.
.
Justamente debajo del Laguillo, mirando hacia Sant Quirze, se encuentra el desafortunado y olvidado, hasta por el cultivo: ‘El campo del árbol del Ajedrez’, por mucha gente denominado el árbol Solitario, ahora ya no está ni rodeado por verdes campos de trigo y amapolas, ni solitario, sencillamente no hay ni árbol, ni trigo, ni nada más que no sea matojos y desperdicios humanos por sus alrededores.
.
Espero no haber aburrido mucho con este pequeño escaparate de los relatos de un niño que ahora en el 2010 tiene 42 años, lo he hecho con toda la sencillez posible y sin interés de ofender a nadie, más bien con ganas de agradar.
.
Un saludo cordial a todo aquel que lo desee: vuestro vecino y amigo.

José Manuel Picón Martínez, marzo 2010 . (pepepm@hotmail.es)
.
EPÍLOGO
.
Después de contaros las peripecias de un niño, por aquel entonces, venido de una zona más bien céntrica de Terrassa por los años 70, y formado en un nuevo barrio del distrito sur de la localidad: Can Parellada ; llamado por mi : CIUDAD SIN LEY.
Tengo que añadir que aunque estuviéramos dejados de la mano de Dios, entre comillas, nunca hubo ‘que echarse las manos a la cabeza’ como vulgarmente se dice, por motivos de inseguridad, delincuencia, o robos; estos más bien los veíamos por la televisión; por aquel entonces basada en dos cadenas: la primera y la segunda cadena de la primera; valga la redundancia.
.
Foto 19: Sant Quirze y Sabadell desde el Pino
Foto 20: Torreta del Laguillo
Foto 21: Campo del Árbol del ajedrez
.
Alguna vez, digo en muy contadas ocasiones, se despertaba el barrio hablando de la pelea que había habido en uno de los bares, que eran múltiples,( había mas de un establecimiento dedicado a la restauración o bebida por bloque: hablamos de cuatro): y había una media de siete bares; no hace falta ni dividir. Esto bajó un poco con la creación del nuevo barrio, oséase: la construcción de los siguientes bloques, que no fueron pocos, y al igual que los 4, eran un pequeño pueblo en el cuál todos, digo TODOS, nos conocíamos, soportábamos y controlábamos.
.
Con la creación de los demás todo cambió. No digo para mal, sino que se empezó a cambiar en la forma de respetar la hegemonía nacida en un barrio, construído como casi nunca: POCO A POCO.( Mi padre siempre ha dicho: ‘con paciencia y fatiga, se ventiló el elefante a la hormiga’).
Os lo aseguro, no tengo nada en contra de las personas que, de buena fe, se van agregando a una sociedad,( si mi profesor de ciencias sociales llegara a leer esto seguro que me recordaría, no en vano es concejal en el ayuntamiento de mi localidad, al cual le deseo prosperidad), o en este caso lo hacen a un pueblo o barrio o como lo queráis llamar, sino que cuando las cosas se hacen sin su ciclo o ritmo hasta la fecha; o por consiguiente se hace a una velocidad superior; es decir se duplican los habitantes de un lugar por el doble, o más, en cuestión de la mitad de tiempo; todos los límites hasta la fecha estipulados, se rompen; provocando un deterioro en el medio.
.
No digo, ni echo la culpa a los recién llegados; son personas tan bellas y tan simpáticas como las demás; pero es como el que llega de vacaciones a un pueblo en verano, todos se preguntan la magnífica frase cantada por un genial grupo de los 90: ‘no me pises que llevo chanclas’ que dice: ‘y tú de quién eres’; ellos contestaban:’de marujita, le dije yo a la vieja’ ; la realidad es que no importaba de donde veníamos pero si que: como nos comportábamos. al no estar tan controlados; y por consiguiente: los recién llegados querían ser los más guapos, más fuertes y lo único que eran es más indisciplinados, dentro de la acotada y controlada Can Parellada, al igual que en cualquier pueblo del mundo, se llame como se diga.
.
Era comparable al lejano oeste americano: cuando llegaban los vaqueros sucios y polvorientos a descansar al poblado; no todos sabían respetar las normas, no digo leyes, pues no hacían falta:
Cuando el enlace que hay entre las personas se estira (igual que lo hace una goma de un tirachinas), no es controlable y no por nada, sino por las manos en las que yacen; lo que hasta ahora había sido una familia de 500 personas; (todos nos conocíamos, todas las madres eran madres ,entre comillas de todos, cuando jugábamos con sus hijos, estos lo hacían bajo la vigilancia de los padres de los demás), en definitiva todos estábamos seguros, pero en la calle jugando y sin problemas….:
.
Se hubo de reestructurar, reorganizar y re-ley-lizar .Fue entonces cuándo la ley hizo falta de verdad en mi ‘panpanillada’ del alma.
.
Como dije anteriormente, con la aparición del supermercado estrella en Terrassa, y construido en la finca adosada justamente al lado de mi, por aquel entonces, bloque azul o cuarto; lo que era un barrio desconocido y entre barrotes, apartado del mundanal ruido, aunque todos anhelábamos ir al centro para ver caras nuevas.
.
Pasó a ser una zona de máxima afluencia, no solo de personas sino de coches, camiones y demás, que venían a la zona y luego debido a la mala comunicación entre el resto, me refiero a la gente que venía en transportes públicos( no podían volver), dándose a conocer rápidamente en los bares del lugar, sobre todo los viernes y sábados, provocando el desequilibrio entre los no acostumbrados y ensamblados seres del lugar.
.
Foto 22: Bloque IV
Foto 23: Bloque IV(parte delantera)
Foto 24: Inauguración Pryca Terrassa
.
Alguien lo dijo alguna vez: ‘Esto es pan para hoy y hambre para mañana.’
No quiero profundizar más, pues no quiero que nadie me tome manía, ahora si que tengo que decir que es un lugar sin ley, y no solo eso la gente no respeta a lo que algunos generan con mucho sacrificio, y tenemos lo que nos merecemos.
.
Dicen que los años pares son los mejores, yo le pido a este descalabrado 2010 que no sea ni tan prospero como se avecina, sobre todo en cuestión de agua para los pantanos, ni tan pésimo como parece en cuestión de sequía laboral y de recursos económicos, ésto está retrocediendo unas cuatro décadas, las mismas que mi familia y casi todas las del barrio llevan aquí, pronto nada será lo que fue.
.
Después de estas lamentables pero ciertas palabras, dedicaré mis sentidos, si es que los tuviera, a narrar unas historias irreales pero a la vez concluyentes, de mi barrio. Ningún personaje se asemeja con la realidad, pero si así fuera, pediría el anonimato, como siempre sin ganas de ofender, ni de lucro.
Un saludo cordial.
(mandar sugerencias a mi sms, si alguien lo lee)